viernes, 12 de marzo de 2010

La cama

Varias veces me he imaginado compartiendo el lecho con el ser amado, a través de distintas posiciones, direcciones y con distintas personas. Sin embargo, más allá de la utilización que cada persona le pueda dar, hay un tema pendiente con esta parte del mobiliario básico de una casa.
Al principio (me refiero a cuando una es más joven), la cama representa no solo el lugar de descanso, sino también el espacio del primer atraque, del primer polvo, de los llantos por abandono, una pequeña, incomoda pero cálida biblioteca o simplemente un espacio de reflexión. No importa como sea lu bendita cama, da lo mismo, porque lo que se transforma en realmente relevante es que es de “mi propiedad” y en ella se hace lo que “yo” quiero.
Da la impresión de que la cama es lo único que verdaderamente poseemos en nuestra juventud. Ya pasado el tiempo, esta misma cama, se va haciendo un poco pequeña porque ella no puede albergar dos cuerpos (pensando en que cuando uno es joven tiene una cama de 1 plaza no mas) y si lo hace, las personas que van a habitarla, se despiertan a media noche con una rodilla del ser amado metida en la espalda, que en sus comienzos, puede ser de lo más soportable, pero después de un mes una quiere pedirle al pololo que se vuelva a su casa, porque duerme chueca, porque de tan mal que duerme se anda quedando dormida en clases.
Así pasa el tiempo, hasta cuando una se titulo, trabajo un par de años y se dio cuenta de que ya se podía ir a “convivir” con el pololo de turno, porque secretamente ambos tienen planes a futuro con el otro. Ninguno se lo dice, pero ambos se imaginan despertando juntos hasta el día de su muerte. Se torna entretenido cuando la pareja se comienza a comprar las cosas para la “futura casa” y concentran gran parte del dinero en una cama de mínimo 2 plazas, colchón americano de base dividida con un costo no menor a 400 lucas !!!!!!! Ahhhh que luna de miel ese primer año donde la feliz pareja se acomoda el uno al otro, donde recién comienza a conocerse. Donde ella descubre que ese novio que tiene bellos ojos, tiene también cierto “olorcito” en las zapatillas cada vez que hace calor…. Y ella por supuesto, se callo porque no quería hacerlo sentir mal. O cuando el descubrió que ese hermoso pelo liso, en las mañanas se transformaría en una verdadera mujer de las cavernas. O cuando ella se dio cuenta que cada vez que su “pololito” se juntaba con sus amigos hacían competencias de quien eructaba más fuerte. O cuando el, revisando un libro, descubrió que ella todavía guardaba una foto con ese ex novio que la dejo casi en la puerta de la consulta del psicólogo. Mmm pero no debo desviarme del lecho….
Esta cama que durante mucho tiempo se espero fuera de lo más cómoda y abrigadora posible, se puede transformar en un verdadero “cacho”, porque esa mujercita llega con las patas heladas o el se pea toda la noche, sin contar que ella habla en cada sueño que tiene y que el ronca de una manera terrible. Es ahí, justo ahí, cuando ya llevan varios años (diría unos 30) de matrimonio, la cama de 1 plaza toma nuevamente sentido, porque en ella podemos leer sin que la luz le moleste al del lado, podemos llorar sin que el marido pregunte: Por que estas llorando ?. Podemos abrazar a la almohada imaginando que es el vecino, sin que nadie juzgue nuestra pose ni nuestra fantasía. Podemos conversar por teléfono hasta muy tarde con nuestra amiga del alma, sin que nadie te diga: Por favor, te puedes ir a hablar afuera que quiero dormir y mañana trabajo !!!!.
Y así muchas mas cosas en la pequeñita pero intima cama de 1 plaza.

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