martes, 25 de mayo de 2010

A mi querida Paula


Paula es una mujer de 29 años , de tez clara, pelo oscuro y tamaño medio, profesional, independiente en lo económico y en lo emocional. De carácter afable y muy sociable. Su niñez fue tranquila y relativamente normal, por lo que en su juventud no tuvo grandes problemas, pues siempre pudo adaptarse a sus grupos de pares.
Paula un día se encontró con un ex compañero de colegio, con quien recomenzó la amistad que tenían en tiempos de estudio cuando ella vivía en el sur. Dicha amistad pasó a ser un gusto para ambos y luego amor. Un amor trabajado y viajado, pues ella debía transportarse más de 10 horas cada vez que se querían ver, que ella con mucho esfuerzo hacía coincidir todas las semanas con su día libre más los fines de semana.
Con toda devoción, ella armaba su maleta de la manera más pulcra posible, cuidaba cada doblez que le hacía a su ropa, guardaba la ropa interior más linda que tenía y llevaba su mejor perfume, que justamente se lo había regalado él. Todo, porque ella planificaba cada paso que iba a dar con él, con el fin de enamorarlo más y más. Así pasó cerca de un año y medio, armando y desarmando maletas perfumadas. Por supuesto, que este repetido acto, hizo que ella inconcientemente, soñara con un posible proyecto juntos que probablemente la llevara a contraer matrimonio con él. Sin embargo, hubo un “algo” en el camino que hizo que ella postergara los planes, pero sin perder el norte. Pero ese algo caló tan profundamente en esa relación, que los llevó a una dura y triste ruptura, que duró un poco más de un mes. Pero Paula en su porfía e insistencia, hizo que nuevamente volvieran a estar juntos, perdonando ese algo que en el lado más frío de su corazón había hecho que ese músculo se paralizara y escondiera cierto rencor a ese hombre a quien ella amaba con adoración y admiración. Sin embargo, el convencimiento de ella fue más fuerte respecto a que eso “debía” resultar, pues había apostado toda su energía, tiempo y amor para que al igual que sus amigas pudiera llegar al altar a festejar ese famoso rito del casamiento.
Pero Paula no tenía contemplado en su planificación emocional que las relaciones podían desgastare por motivos naturales o factores “extras” y fue justo ahí, cuando recibió como un golpe que la aturdía el motivo del fin: “No eres tú, soy yo”. Frase que normalmente utilizan los varones para poder desprenderse de alguien por quien ya no sienten amor. Ella no entendió muy bien lo que pasaba, sus oídos se ensordecían al escuchar los motivos del alejamiento, su corazón se agitaba al punto de amenazar una explosión en la plenitud de su plexo solar, sus ojos no respondían a la orden de “no llorar”. En su mente sólo se cruzaban imágenes de viajes largos y encuentros ardientes que los dejó cansados en un soleado departamento en el corazón de Concepción. Sólo podía recordar la veces que acercó su boca al vidrio del bus y puso su aliento para escribir su nombre y el de su amado unidos en un corazón.
Paula lloró tanto que llegó al punto de quedarse dormida y anestesiada por su propio dolor. Sus días se volvieron infinitos, esperando que él marcara su número y diera alguna señal de vida, pero eso no sucedió. Y eso alargó aún más la pena y las noches de ella. No podía dormir y cuando lo hacía se despertaba a media noche y volvía a llorar hasta gemir con tanta desolación que se posaba en su pecho. Así pasó un mes, sin poder entender lo que había sucedido, sin convencerse aún que los planes que ella tenía, ahora descansaban en los cementerios más fríos. Luchando cada mañana para poder aparentar que su vida volvía a la normalidad. Mintiéndose en cada esquina un imaginativo encuentro con él. Apegándose diariamente al aroma que él había dejado impregnado en su pijama. Mirando disciplinadamente las fotos del día en que fueron a esquiar. Repitiéndose de memoria el nombre completo de él.
Así pasaba Paula sus días, ocupando el 100% del tiempo rememorando situaciones vividas.
Así pasa Paula su tiempo, jurándose que tiene capacidad de perdón y tratando de utilizar la telepatía para poder tocar tibiamente el corazón de Cristian y él nuevamente reaparezca en vida.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Tsu, escribes bonito, tu letra me gusta. voy a venir mas seguido, me he portado un tanto ingrato. Pero sinceramete es un plcer leerte

Lady dijo...

Tu querida Paula sigue afligida por su Cristian, que ya dejó de ser de ella y pasó a manos de otra mujer (por no decir una weona de mierda)a la cual no puede sacarse de la cabeza por su cabellera rubia, tez blanca y en realidad bonita :(, porque puta que duele que te cambien por otra, sea ésta fea o bonita, no sé cual de las opciones será peor!!!. Paula tiene sus momentos bien lúcidos donde con su mejor esfuerzo trata de disfrutar su vida, pero luego se desinfla, pues no tuvo la oportunidad de mirar a la cara a su enamorado y decirle unas cuantas, ella se siente pasada a llevar de una manera espantosa y con una rabia que le provoca irse corriendo al sur y gritarle un montón de verdades en la cara a este hombre, que se las está llevando tan peladas!!!, eso es lo que más la tiene molesta, herida, llorona, suspirona, nerviosa y a veces hasta mareada. Tuvo que cambiar su vida en un 100%, se acostumbró a viajar, a pasear, a regaloneos miles, a tener una esperanza de quedarse para siempre junto a su amor,pero la inestabilidad emocional que el provocó en ella fue inmensa, claro, pues el es emocionalmente cagado y con sus cambios de actitud y el trapeo de piso que hizo con tu amiga logró que ella se sintiera minúscula, es como si su cuerpo y su mente se encontrara tirada en el piso y ella estuviese tratando de juntarlos y armarse de nuevo, pero a veces siente que aunque trate de hacer mil cosas para olvidarlo nada es suficiente y sigue pensando en el, a veces no tanto en él, sino en como hizo las cosas y se las llevó tan baratas, ella piensa que es lo que sintió el durante toda la relación pues ésta estuvo envuelta en mentiras constantemente, un amor así no vale la pena, pero pucha que duele, duele hasta querer gritar de dolor....Paula escribió estas palabras escuchando "Mientes tan bien" de Sin bandera y para desahogarse y aportar con un granito de arena a su amiga Zsu, quien se ha encargado de animarla a más no poder, ni te imaginas como ella te lo agradece...Atentamente la mejor amiga de la llorona

Zorrita dijo...

Gera, puedes venir cuando quieras. Las puertas de mi casa y de mi blog, siempre estás abiertas.

Paulita.... podría decirte tantas cosas, como por ejemplo:
1.- Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.
2.- Llora weona y llora por mí.
3.- Nadie se muere de amor.
4.- No hay mal que por bien no venga.
Y así, muchas cosas más, pero ninguna de ellas alivia la pena de la pérdida, esa pérdida sin retorno, que se vuelve eterna e inmensa que parece que a una se la traga, se la comiera y la escupe. Para caminar a un ritmo de bolero por las callles, sin que la respiración de una, signifique algo para el resto de los peatones.
Sin embargo, si de algo sirve, esta helada y silenciosa noche, te regalo la canción que quieras, para que al menos, motive a tus ojos a llorar a mares y puedas dormir en la tranquilidad nocturna.
Y ni te cuestiones si la siguiente es bonita o fea. Claro, para el ego de una, es mejor que la próxima sea una mierda. Pero si lo pensamos fríamente, igual ha preferido a la fea y ese dolor se te adhiere al cuerpo, que con mucho esfuerzo, mira el sol a diario y se repite: "Un día menos".
Ohhhh Paulita, empatizo con tu llanto esta noche. Por tanto te ayudaré a llorar....
"Te quiero más que a mi vida, llorona, qué más quieres?, quieres más?"